“¿No se dan cuenta de que en una carrera todos corren, pero solo una persona se lleva el premio? ¡Así que corran para ganar! Todos los atletas se entrenan con disciplina. Lo hacen para ganar un premio que se desvanecerá, pero nosotros lo hacemos por un premio eterno. Por eso yo corro cada paso con propósito. No solo doy golpes al aire. Disciplino mi cuerpo como lo hace un atleta, lo entreno para que haga lo que debe hacer. De lo contrario, temo que, después de predicarles a otros, yo mismo quede descalificado.” (1 Corintios 9:24-27)

¡En Satélite amamos adorar! Dios nos reveló que, como hijos, es para lo que nacimos… ESTAR EN SU PRESENCIA, ¡qué inmenso regalo!

Podemos ver en Apocalipsis 4:6-11, cómo en el cielo la adoración es una cultura, un modo de vida. No hay aburrimiento, no hay monotonía porque la adoración fluye de lo que se VE, de lo que se VIVE con Dios, una RELACIÓN DIARIA, CONTINUA. Podemos notar que en el cielo hay seres vivientes, ángeles, que están “llenos de ojos”, y hasta arden. ¿Por qué será? Parece que Dios nos quiere revelar que, aquellos que están más cerca de Su persona, más arden en pasión por Él y no les alcanzan los ojos para ver tanta hermosura.

En Hechos 15:16-18 podemos comprender cómo el corazón del Padre ama y anhela la restauración del tabernáculo de David. El cuál se trataba de una tienda, muy sencilla, abierta, en medio de la ciudad de Jerusalén, donde había hijos consagrados y preparados para levantar un Altar de adoración y oración constante, como el modelo del cielo. Dios amaba este tabernáculo, ya que TODOS tenían libertad de acercarse para estar con Él.

¡Él anhela la restauración de nuestra adoración constante, hijos, familias, Su Iglesia, las naciones amándolo y, a través de su modo de vida, expresando esa adoración y devoción para Él! 

* … “En el centro y alrededor del trono había cuatro seres vivientes, cada uno cubierto de ojos por delante y por detrás. El primero de esos seres vivientes era semejante a un león, el segundo era como un buey, el tercero tenía cara humana, y el cuarto era como un águila en vuelo. Cada uno de los seres vivientes tenía seis alas, y las alas estaban totalmente cubiertas de ojos por dentro y por fuera. Día tras día y noche tras noche repiten continuamente: «Santo, santo, santo es el Señor Dios, el Todopoderoso, el que siempre fue, que es, y que aún está por venir». Cada vez que los seres vivientes dan gloria, honor y gracias al que está sentado en el trono (el que vive por siempre y para siempre), los veinticuatro ancianos se postran y adoran al que está sentado en el trono (el que vive por siempre y para siempre), y ponen sus coronas delante del trono, diciendo: «Tú eres digno, oh Señor nuestro Dios, de recibir gloria y honor y poder. Pues tú creaste todas las cosas, y existen porque tú las creaste según tu voluntad».” (Apocalipsis 4:6-11)

Nosotros tenemos el ADN de Jesús. Él es un INTERCESOR y lo hace a nuestro favor, constantemente, por la eternidad. (Romanos 8:34)

Dios ama que hablemos con Él, y eligió esta estrategia para gobernar con nosotros, aquí en la tierra, antes del regreso de Jesús.

Podemos ver en Apocalipsis 5:8, cómo en el modelo de adoración continua, que hay en el cielo, la intercesión, las oraciones de los hijos de Dios, son tan importantes que cada vez que, en la tierra, clamamos, nos ponemos de acuerdo para interceder guiados por el Espíritu Santo, esas oraciones suben como un incienso que van llenando COPAS DE ORO. 

* “Y cuando tomó el rollo, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Cada uno tenía un arpa y llevaba copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones del pueblo de Dios.” (Apocalipsis 5:8) 

“Las oraciones de “ todos” los santos incluyen a ambas generaciones: las oraciones acumuladas a lo largo de la historia clamando para que venga Su Reino, como así también las oraciones incrementadas e intensificadas ofrecidas en la generación que verá el retorno del Señor.”  (* Extracto tomado del Material de estudio: “La revelación de Jesús en los últimos tiempos”).

¡Estamos en Sus planes! Él le ha dado a Su Iglesia un lugar muy importante, para lo que se desatará en los últimos tiempos, a través de la poderosa arma llamada: INTERCESIÓN.

Por eso, en Satélite, vemos la importancia capacitarnos y desarrollar corazones intercesores, de usar nuestras voces como trompetas proféticas que se activan, conectadas al corazón del Padre, para orar Su voluntad, intercediendo por lo que está en Su corazón. ¡Qué privilegio tenemos de poder clamar y ser escuchados, de gobernar con Jesús, guiados por Su voz!